En la actualidad, vemos cómo el mercado impulsa a las empresas a convertirse en digitales: clientes conectados y participando frente a la oferta de productos o servicios; un crecimiento masivo de datos que son necesarios para continuar en la arena competitiva; y el ritmo vertiginoso de los cambios en el entorno.

Sin embargo, en los últimos 60 años de la era de la información, el enfoque tradicional de las aplicaciones de software impide que muchos negocios permitan la participación de sus clientes, la creación de operaciones eficientes y respondan a los cambios que se plantean. Eso se debe a que crear y cambiar los sistemas corporativos sigue siendo inmensamente complejo, costoso y no responde a las necesidades de la empresa.

Es por ello que es preciso contar con herramientas tecnológicas que unan el compromiso del cliente con los procesos de negocios de la compañía con el objeto de poder cumplir con la promesa de la misma, conectando a sus clientes, empleados y socios a través de la arena digital de tal modo que la experiencia del cliente sea más satisfactoria y más fácil de trabajar.

La clave tiene un nombre: “software de negocio”, que acerca a la empresa y a los equipos de IT en conjunto para detectar y responder a cambios, convirtiéndolo en el motor de crecimiento de la compañía al brindarle a todos los miembros en la organización el poder para imaginar y crear sus aplicaciones de negocio.

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